Esto está completamente fuera de serie. Acabo de leer sobre un hombre que intencionalmente estrelló un camión semi-tráiler contra un concesionario de Dodge en Texas. Aparentemente, estaba buscando hacer daño. Sin presencia de licor, drogas u otra influencia perjudicial, simplemente queda la intención destructiva. Por supuesto, este acto insensato destruyó varios modelos de vehículos, incluyendo el Dodge Challengers y Chargers. Hemos hablado de estos modelos en varias ocasiones y es triste verlos reducidos a escombros de esta manera, no solo por el amor a los autos, sino por la consideración hacia aquellos que habrían trabajado duro para poseer uno. La propiedad y cuidado de un vehículo son acciones que requieren responsabilidad y consideración, y realmente duele ver un acto tan irresponsable. Este tipo de comportamientos, aunque terribles, son síntomas emergentes de problemas más profundos en nuestra sociedad. En muchas ocasiones, hemos hablado sobre la importancia del respeto por los vehículos y por los demás en la carretera. Nos encanta debatir sobre cubiertas, caballos de fuerza, y claro, peculiaridades más extrañas, como los botones para abrir la gasolina. Sin embargo, al final del día, los autos son extensiones de nuestras vidas y expresiones de nuestros sueños y aspiraciones. Deberían ser fuente de unidad y disfrute, no de destrucción y dolor. Veamos de nuevo al propietario de la concesionaria, Saif Alsudani. Imagina el impacto emocional y financiero de perder no solo un coche, sino multitud de ellos en un abrir y cerrar de ojos. Creo que es un recordatorio para todos nosotros de que al final de todo, los coches son solo objetos, y no deben ser fuente de violencia. Me esfuerzo por fomentar un entorno digno de respeto por los automóviles y por lo que representan. Y es con esa convicción, que condenamos sin reservas estos actos de destrucción sin sentido y pedimos un respeto mayor hacia nuestros compañeros y nuestras máquinas. Al final del día, cada automóvil tiene un cuento que contar. Un Charger rojo quemado o un Challenger destrozado podrían haber sido la alegría de alguien. Ahora, quedan como restos dolorosos de un acto de violencia innecesaria. Nos queda la responsabilidad de tratar nuestros vehículos y a los demás, con un poco más de amabilidad y respeto. Así es como avanzamos como comunidad de entusiastas de los automóviles. Recordemos este incidente como una advertencia y un recordatorio de lo mucho que tenemos para perder si permitimos que el desprecio y la ignorancia se apoderen de nosotros. Manténgamosnos unidos y recordemos siempre el significado de ser parte de esta increíble comunidad global de entusiastas del motor. Es nuestra pasión lo que nos define, no nuestras diferencias. Conduzcan con cuidado allá afuera, amigos, y siempre recuerden respetar a los demás en el camino. Este acto puede que sea un hecho aislado, pero nos sirve de recordatorio sobre la importancia de tratar a los demás con dignidad y respeto. #AmorPorLosAutos.
Juan Mecanico
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